Comentando la llegada de Halloween te das cuenta de los sentimientos diferentes que origina, miedo, dolor, celebración…
Cada uno puede vivir este día y los previos como desee, a mí me gusta vivirlo desde otro lado.
El origen que yo conozco del día de todos los muertos viene de tradiciones ancestrales. En la tradición celta era un día muy especial, el Samhain.
No soy una experta en este tema, pero os cuento lo que sé.
Se celebraba el fin de un ciclo y el comienzo de otro, el año nuevo. Se hacían sacrificios voluntarios humanos en el que alguien entregaba su sangre para nutrir la tierra y favorecer las próximas cosechas. Esto ya sé que suena un poco gore hoy en día, pero para ellos el concepto de la muerte no era el que actualmente se tiene. Su concepto de muerte era de transformación, de cambio. Y estaban tan convencidos de ello, que vivían con honra cuidar de su clan, siendo alimento de la tierra.
El velo con el mundo de los muertos se hace fino y energéticamente es un día muy especial que favorece también la adivinación. Hace no tanto que eso fue evolucionando y pasó del respeto al miedo. De ser un día de comunión con los muertos se pasó a disfrazarse de forma terrorífica para camuflarse ante los espíritus y pasar desapercibidos. Personalmente me gusta más la comunión con los muertos que disfrazarme por miedo a ellos. Me gusta ver disfraces, y me encanta ver a mujeres disfrazadas de brujas, pero no desde ese enfoque. Me gusta el concepto de bruja como mujer sabia y me gusta honrar la bruja que llevamos dentro. Ya sabéis, la próxima vez que os llamen brujas, dad las gracias.
Es un tiempo de honrar a nuestros ancestros, a nuestro clan. Un ritual bonito es el de poner un plato con comida para ellos. Y con honrar no me refiero a ir llorando por las esquinas, me refiero a dar las gracias por lo compartido, a darnos cuenta de esa esencia que corre por nosotros y a celebrar la vida. Hay muchas formas de ver las cosas, y eso último a mí me hace feliz. Me parece algo más lógico y que fluye más con los ciclos de la vida, en los que la muerte es sólo un paso intermedio, un cambio a otra forma, creamos en el Cielo o en alimentar a la Madre Tierra.
Es un buen momento para configurarnos de otra manera. Yo llevo ya un par de meses preparándome para este día, reflexionando y soltando lo que no me interesa. Mañana lo voy a culminar celebrando lo aprendido, la vida y los nuevos comienzos. Y ¿tú?
Lorena I. Santiago