Si os acabáis de incorporar a este blog, os animamos a leer el artículo anterior sobre la diabetes, En él tocamos conceptos generales y la parte más fisiológica y preventiva de la enfermedad.
¿Nos han diagnosticado la enfermedad, y ahora qué?
Ahora ya se empieza a complicar el tema.
La alimentación es importante, el ejercicio también, pero hay que ser más cuidadoso, y con esto no nos referimos a dejar de hacer ejercicio. Se trata de entender que tenemos más riesgo de sufrir una hipoglucemia, es bueno controlar nuestra glucosa antes y después de hacer ejercicio y estar prevenido teniendo a mano algunos sobrecitos de glucosa. Realizad vuestra consulta, es importante estar guiados sobre todo al principio cuando no sabemos cómo se comporta nuestro cuerpo.
La diabetes al tratarse de una enfermedad crónica, supone un gran impacto emocional en la persona. El hecho de pensar que una afección es de por vida produce sentimientos de desvalorización, incluso estigmatización en uno mismo. En este sentido, la propia identidad y la imagen se van a ver afectadas. Tener que añadir a la identidad el rasgo de “enfermo crónico” inevitablemente influye de manera negativa, por lo que se hace imprescindible trabajar la autoestima y la autopercepción de la persona afectada.
La diabetes al mismo tiempo, genera una presión y estrés continuos. Al tratarse de una enfermedad en la que es la propia persona la que tiene que evaluar, controlar, medir, y tomar decisiones para su regulación (inyección de insulina o toma de comprimidos), el estado de alerta que produce puede generar elevados niveles de cortisol. Está demostrado que vivir de manera crónica estados de alerta, tensión o estrés, producen graves efectos en la salud física y psicológica.
Las situaciones diarias de tensión, las malas noticias, incluso la preocupación cotidiana, son disparadores de los niveles de azúcar en sangre, así que, es fundamental realizar una adecuada gestión emocional.
El control de la diabetes implica también cambios a nivel conductual, esto quiere decir que tendremos que cambiar una serie de hábitos. En este sentido las relaciones sociales pueden verse afectadas, en una cultura en la que el pintxo-pote dirige la vida social, las limitaciones de la diabetes va a mermar este aspecto de nuestras vidas. Esto lo que quiere decir es que es un aspecto para prestarle atención, ya sabemos que es difícil en nuestra necesidad de pertenecer a un grupo no comer o beber lo mismo. Armémonos de valor, somos algo más que lo que comemos y por eso nos valoran. No empecemos a recluirnos por favor.
Con los niños es muy importante también trabajar en la comparación y el sentimiento de diferencia con sus amiguit@s. El normalizar y el trato igualitario es tarea de familiares y profesores. Se está dando un vuelco importante en los colegios. En los últimos años han aumentado tanto las alergias… que los profesores están siendo guiados para abordar estas cuestiones que favorecen a otras enfermedades.
Hace unos años Harry Potter fue un antes y después para los niños que llevaban gafas, ahora gracias a Mafalda Carbonell, los niñ@s con problemas de movilidad tienen otro referente. Es bueno que en ambientes aparentemente lúdicos se aproveche para ayudar a la integración social.
Somos padres y madres humanos y no tenemos que saber de todo y aun sabiendo, es fácil perdernos cuando hablamos de nuestros hijos o familia. Pedir ayuda y tener un acompañamiento para asesorarnos y guiarnos, antes de que nos crezcan los enanos, es lo más responsable. Es necesario comprender la enfermedad en todo el ámbito familiar y aprender a empatizar sin victimizar al enfermo.
Como siempre, toda enfermedad tiene muchos frentes. No sirve tomar una pastilla y ya está, salvo que sólo queramos sobrellevarla. Si queremos tener calidad de vida e integrar una enfermedad peliaguda como la diabetes, debemos ir más allá. Trabajar el origen, la gestión de sentimientos, la alimentación y el ejercicio. En resumen, trabajar el respeto y el cuidado a nosotros mismos en todos los aspectos de nuestra vida. Ya sea pidiendo ayuda o eligiendo la comida que nos favorece.
¿Lo interesante de todo esto?. El punto y aparte.
Desarrollar una enfermedad de este tipo nos obliga a hacer un parón, tomar conciencia y replantearnos nuestra vida.
Sentimos que cuando nos ponemos por delante, decimos un no cuando realmente decimos un SI, SI EN MAYÚSCULAS. El si más importante que podemos decir en nuestra vida, el sí a nosotros mism@s.
Es difícil tratar de ver lo positivo en algo tan condicionante, pero si una enfermedad nos encauza a querernos, a atendernos, a responsabilizarnos de nosotros mism@s… ¡Hagamos limonada!!!
Centro Cenith
Noelia Mendive, Carolina Cornide, Txema Blanca, Sara Freire y Lorena I. Santiago